PETARDOS Y NIÑOS

Llega la verbena de Sant Joan y ya desde los días previos se comienza a escuchar multitud de petardos por las calles. He de reconocer que a mí no me gustan. He visto bastantes destrozos en las manos, cara, piernas y dedos por este artilugio y, reconozco que no son de mí agrado. Muchos dirán que no pasa nada, si se utilizan bien…. Y yo les digo: como todo en este mundo, pero valorar los riesgos.

Pero y de cara a los niños: ¿Por qué pueden ser peligrosos los fuegos artificiales para los niños?

Las estimaciones a partir de la información recogida de la European Injury Database (IDB) de la UE 28, indican que, cada año, aproximadamente 2.900 niños de entre 0 y 14 años sufren lesiones relacionadas con fuegos artificiales, lo suficientemente graves como para necesitar asistencia sanitaria de urgencias. Por ejemplo, en UK, Durante los cinco últimos años en el Reino Unido, más de 350 niños en edad preescolar, algunos de tan solo un año de edad, han recibido asistencia sanitaria al sufrir lesiones por dispositivos pirotécnicos. Más de la mitad de las lesiones anuales relacionadas con dispositivos pirotécnicos son de niños.

Clasificación de fuegos artificiales

La Comisión Europea estableció un sistema de clasificación de fuegos artificiales para que los fabricantes facilitaran información e instrucciones más claras:

  • Categoría F1: Edad mínima de 12 años- fuegos artificiales que apenas presentan riesgos y son casi inaudibles. Están diseñados para ser utilizados en zonas cerradas y comprende los elementos pirotécnicos para uso doméstico. 
  • Categoría F2: Edad mínima de 16 años- fuegos artificiales poco peligrosos y cuyo nivel sonoro es bajo. Destinados a ser usados al aire libre en espacios cerrados.
  • Categoría F3: Edad mínima de 18 años – fuegos artificiales con un nivel de peligrosidad medio y un nivel sonoro no perjudicial para la salud. Su uso queda restringido a zonas abiertas al aire libre. 
  • Categoría F4: Edad mínima de 18 años – fuegos artificiales de riesgo alto y que solo pueden ser utilizados por especialistas.

Cómo utilizar fuegos artificiales de manera segura 

Asegúrese de seguir las siguientes recomendaciones al utilizar fuegos artificiales:

  • Nunca dejar a los niños encender la mecha o jugar con fuegos artificiales. 
  • Establecer un perímetro de seguridad, con una cuerda, por ejemplo, desde donde los niños puedan ver los fuegos de manera segura. 
  • No dejar que los niños menores de cinco años utilicen bengalas. Tener en cuenta que el contacto con una bengala encendida es igual al de la llama de una antorcha.
  • Controlar a vuestros hijos y no perderles de vista en ningún momento, siempre que se usen fuegos artificiales cerca.
  • Al comprar fuegos artificiales, leer y seguir todas las instrucciones que incluyan.
  • Asegurarse de que toda la gente está fuera del rango de los fuegos antes de encender la mecha.
  • Encender fuegos artificiales exclusivamente en superficies llanas y regulares, alejadas de las viviendas cercanas, hojas secas o cualquier otro material inflamable. 
  • En caso de que haya una hoguera junto a los fuegos artificiales, asegurarse de que está a un mínimo de 18 metros de distancia de las viviendas, árboles, arbustos, vallas y cobertizos cercanos. 
  • Al encender la mecha, sujetar el dispositivo con el brazo completamente estirado. Tener especial cuidado en caso de viento.
  • Nunca intentar utilizar de nuevo fuegos artificiales que no funcionaron correctamente la primera vez. 
  • Tener un cubo de agua o arena cerca en caso de mal funcionamiento o fuego.
  • No mantener el dispositivo en su mano tras haberlo encendido a no ser que las instrucciones establezcan que puede hacerlo. 
  • Vestir ropa sin capucha ni cordones.
  • No transportar fuegos artificiales en los bolsillos, puesto que la fricción con estas puede hacer que exploten. 
  • Tras los fuegos, asegurarse de que las personas que estén ayudando a limpiar los restos usen pinzas o guantes para no quemarse. 
  • No tirar fuegos artificiales usados a una hoguera bajo ningún concepto. 
  • No introducir fuegos artificiales, petardos, etc., en latas o recipientes cerrados

PICADURAS DE INSECTOS Y REPELENTES

Llega el verano y con él, una de las plagas más molestas: los mosquitos.  Debemos de ser conscientes de que es imposible evitar todas las picaduras, y ningún repelente está exento de producir algún efecto adverso. Así que, hay que aceptar el efecto «desagradable» de las picaduras (en nuestro medio los mosquitos es muy raro que transmitan alguna enfermedad importante), frente al riesgo de usar repelentes. 

Como norma general, la Academia Americana de Pediatría, recomienda no utilizar repelentes en niños menores de 2 meses y que, por debajo de los 2 años, deben de utilizarse con precaución.

QUE HACER SI PICA UN INSECTO A UN NIÑO

Las picaduras de mosquitos suelen provocar habones, más raramente ampollas, que pican. En el caso de avispas y abejas, el habón duele y pasadas unas horas suele ir disminuyendo, aunque a veces la picadura sigue aumentando de tamaño lentamente durante varias horas. Una diferencia entre avispas y abejas es que la primera no deja el aguijón clavado. Las arañas producen una mancha roja en la piel con dos puntos centrales.

En caso de una picadura se debe lavar la zona con agua fresca y jabón y retirar siempre el insecto, procurando no comprimirlo al hacerlo para que no expulse más veneno. Para matarlo se puede usar aceite o alcohol, y quitar el aguijón con unas pinzas, pero no se recomienda quemarlo nunca por el riesgo de dañar la piel del niño.

Para calmar el picor se puede aplicar una solución de calamina, cremas, barritas o geles calmantes formulados a partir de extractos naturales de las que se venden en farmacias (no aplicar en las mucosas -boca, ojos, dentro de la nariz-)

Si la zona está inflamada podemos aplicar frío local y si vemos que la inflamación es muy grande, es recomendable acudir a un centro sanitario.

QUE PODEMOS HACER PARA PREVENIR UNA PICADURA

Utilizar ropa de colores poco llamativos, evitar paseos por zonas húmedas y no usar perfumes de olor intenso, que podrían atraer a los insectos.

Utilizar mosquiteras, para las ventanas, enchufes insecticidas y artilugios matainsectos o atrapainsectos (siempre colocados con mucho cuidado para evitar accidentes con niños).

Utilizar repelentes: asegurarse que los que compramos son adecuados para niños, aunque también podemos probar con algunos remedios naturales para repeler mosquitos. En caso de utilizar repelentes en crema o spray en bebés, no aplicarlos en manos ni pies por el riesgo de que puedan chupárselos.

Mantener la casa limpia y ordenada (especialmente rincones, techos, persianas) para evitar que los insectos aniden y campen a sus anchas.

QUE REPELENTES SON UTILES PARA NIÑOS

Repelentes con aceites esenciales de plantas, como la CITRONELA, EL EUCALIPTO O EL CEDRO tienen un tiempo de protección no superior a las 2 horas desde su aplicación, por lo que hay que reponerlos con frecuencia. Si es menor de 2 meses, no se recomiendan los repelentes, solo las mosquiteras. 

A partir de los 6 meses se puede utilizar el PICARIDIN (ICARIDIN). La piperina (un derivado de la piperidina) es lo que le aporta a la pimienta su olor fuerte. La Asociación Española de pediatría, sin embargo, pide esperar a los 6 meses de edad.

Desde el año de edad, el IR3535  actúa contra los mosquitos, las moscas que pican y las garrapatas. Es útil para pocas horas de exposición. A partir de los dos años ya se pueden usar también el CITRIODIOL Y EL DEET, que pueden proteger durante 6 horas.

PERMETRINA O PIRETRINA, una sustancia química sintética que se utiliza como insecticida y repelente de insectos (incluidos los piojos). No se debe aplicar nunca sobre la piel, solo en la ropa. No se recomienda para bebés menores de 2 meses.

Los dispositivos electrónicos que emiten sonidos agudos y las pulseras impregnadas de repelentes no han demostrado ninguna eficacia y no se deben utilizar.

En el caso de las embarazadas Las sociedades de protección ambiental no establecen ninguna precaución especial para utilizar repelentes en embarazadas o durante el amamantamiento.

Por último, aquí os dejamos los tipos de picadura más frecuentes

NIÑOS QUE RECHAZAN AL PADRE

 Hay niños que rechazan a papá o mama en algún momento de su desarrollo, especialmente cuando si madre está presente. No es que no lo quieran, o que no sean capaces de pasar ratos estupendos con su padre, no quiere que se le acerque y se pega con desesperación a la mamá. El padre se siente apartado y puede reaccionar con despecho, considerando que el niño está demasiado apegado y que la madre lo sobreprotege.

Es una etapa más del desarrollo psicológico infantil. No debe ser vivida como un problema, aunque se conjuguen intensos sentimientos en la familia. Aunque no todos los niños pasan por ella hay que estar preparados, especialmente si el papel del padre en la crianza no ha sido de gran implicación. Esto no es personal, ni que el otro es mejor papá o mamá que tú, sino que es una reacción pasajera del bebé en el desarrollo de su cerebro, como causa de que sus sentimientos no pueden abarcar tanto.

Los factores que influyen al rechazo a papá suelen ser muchos, quizá una ligera falta de implicación del padre, que no lo vea mucho a lo largo del día, que la madre se haya incorporado al trabajo, lo que provoca que el niño cuando esté ella no se separe de la mamá al echarle en falta, que tenga poca autoestima… Para un niño pequeño su madre es lo principal y separarle de ella puede provocarle tensión, estrés, angustia, desencadenando muchas veces en rabietas.

Cuando cumplen los dos años, muchas veces sufren una regresión en su comportamiento, quieren alejarse, investigar, dicen que no a todo y se apretujan contra la madre a la vez que quiere explorar el mundo. En esta etapa hay que tener paciencia, el padre debe comenzar a interactuar con el niño poco a poco, ocupando parte de su tiempo, jugando con él para que el alejamiento de la madre sea algo progresivo y evitemos así el rechazo a papá. El niño debe sentirse seguro y ver a su padre como alguien en quien confiar, estando siempre ahí, sin enfadarse ni imponerse cuando sea rechazado, sino con paciencia, mostrándole su amor. Practicar actividades juntos ayudará a pasar esta etapa de transición y a acercarse más el padre y el hijo.

 

TOMA UN DESCANSO Y SAL DEL FOCO DE ATENCIÓN

Por lo general, el que está fuera de casa trabajando es a quien el bebé rechaza. Si esto es así, te aconsejamos que cuando papá o mamá lleguen del trabajo o durante los fines de semana, este sea el momento de ocupar un espacio activo y protagónico en el proceso de crianza, mientras la otra parte pueda salir del foco de atención.

Incluso puede ser un buen momento para recargar baterías, como un merecido descanso. Estas acciones le ayudan al niño a asimilar que papá y mamá tienen el mismo nivel de importancia en su crianza.

Nunca se debe de imitar lo que hace el otro padre. De hecho, si eres a quien el bebé rechaza, intenta hacer un momento especial, solo contigo y muy diferente al de tu compañero o compañera. La originalidad y novedad es lo que cuenta.

¿DEBEN LOS PADRES PEDIR PERDON A LOS HIJOS?

Clásicamente, nos han enseñado que los padres son infalibles, que no se equivocan y que si piden perdón a los hijos perderán toda credibilidad ante ellos.  ¿Es lo correcto? Personalmente consideramos que no, 

Nuestro planteamiento, como padres, es que nuestros hijos sean mejores que nosotros, que tengan la capacidad de ser responsables de sus actos y que no se avergüencen de sus sentimientos. Si omitimos nuestra parte de personas humanas que se equivocan, dejamos de ser sinceros con nuestros hijos y, por lo tanto, no es justo ni positivo.

Como seres humanos aprendemos de nuestros errores. La enseñanza que se obtiene de un error es mucho más valiosa y relevante que la que se desprende de los buenos momentos. Fallar nos enseña sobre nosotros y sobre el mundo, nos ayuda a clarificar quienes somos, lo que deseamos y lo que no. Nos muestra qué acciones nos llevan a la felicidad y cuáles a la frustración.

Tenemos que poder reír delante de nuestros hijos y tenemos que poder llorar también delante de ellos, porque así sabrán que es normal sentir alegría y que es normal sentir tristeza. ¿Acaso no queremos que nuestros hijos nos expliquen qué les aflige cuando tienen un problema? Pues tienen que sentir que es posible sentirse mal y que pueden mostrarse a los demás en ese estado y hablar de ello. Si nosotros lo escondemos, si ven que nunca sufrimos, pueden llegar a pensar que ellos están «rotos», que son débiles o flojos por llorar, y empezarán a luchar contra esos sentimientos para evitarlos o para esconderlos.

Los pequeños aprenden por imitación, ya bien lo sabes: si tú gritas ellos gritan, si tú sonríes ellos sonríen y su tú pides perdón, ellos lo harán cuando se hayan equivocado en algo. Pedir disculpas de corazón y con humildad es una enseñanza de vida, al igual que lo es la tolerancia a la frustración, la resiliencia o el respeto. Se trata de educarles en valores.

MITOS DEL VERANO EN LOS NIÑOS

UN CLÁSICO: BAÑARSE RECIÉN COMIDO PUEDE PROVOCAR UN CORTE DE DIGESTIÓN, FALSO

Posiblemente, una de discusiones más recurrentes cada año cuando comienza el calor y la temporada de playa y piscina: ¿De verdad hay que esperar un par de horas después de comer para zambullirse en el agua?. Pues aquí la respuesta:

  • No hay un dato concreto sobre la duración de la digestión, pero el margen va de las 2 a las 4 horas, dependiendo también del tipo y cantidad de comida. La digestión comienza nada más ingerir alimentos y tampoco tiene fundamento el hecho de tener que esperar por lo menos media hora. 
  • El corte de digestión no existe. Lo que sí ocurre es que, durante la digestión, la sangre se concentra en las funciones intestinales, con lo que si realizamos una actividad física que requiera parte de ese riego sanguíneo, la digestión se ralentiza y podría dar lugar a mareos y vómitos. 
  • Existe la hidrocución, término que explica el shock que se produce en el cuerpo al ser sometido a un cambio brusco de temperatura. Por este motivo, y no por la comida, es recomendable entrar en el agua paulatinamente cuando has acumulado mucho calor o esta está muy fría.

Esperamos que, a partir de ahora, no tengáis dudas con la hora del baño después de comer.

 

EXPONERSE A UNA CORRIENTE DE AIRE POR LA NOCHE HACE QUE SE RESFRÍEN: FALSO

Las corrientes de aire por si solas, no provocan los resfriados. Los virus se contraen por el contacto social, no porque haga más o menos frío. Así que, si hace mucho calor, se puede abrir la ventana de la habitación para que corra aire y que el niño duerma; no pasa nada.

Una premisa derivada de la exposición a una corriente lo constituye: ¿EL AIRE ACONDICIONADO ES BUENO PARA LOS NIÑOS PEQUEÑOS?

El aire acondicionado en principio no es perjudicial para la salud de los niños, pero se debe de utilizar con una serie de precauciones y no abusar, ya que es importante saber que los cambios bruscos de temperatura, el frío excesivo, la sequedad o humedad excesiva pueden provocar en niños pequeños resfriados o irritaciones hasta faringitis, bronquitis, etc.

Por esta razón, algunas recomendaciones para usar el aire acondicionado son: 

  • En verano la casa debe de estar a una temperatura cercana a los 25 ° de día. Las temperaturas artificiales excesivas -tanto el frío como el calor- afectan las mucosas respiratorias, facilitan la irritación de las vías aéreas y abren el camino a procesos respiratorios agudos. 
  • Durante el primer año de vida, las vías aéreas son muy estrechas y susceptibles a los cambios del medio ambiente, y cualquier infección o irritación puede dificultar la respiración normal.
  • El bebé no debe quedar expuesto directamente a la corriente de aire frío del aparato. De esta manera evitaremos enfriamientos que pueden llegar a ser graves.
  • Durante la noche hay que apagar el aire.

 

NO PUEDES QUEMARTE SI ESTÁ NUBLADO: FALSO

Este es uno de los mitos sobre el verano que pueden poner en peligro tu salud. Mucha gente cree que si está nublado el sol no quema, o quema menos. No es cierto. Lo que afecta a la piel son las radiaciones ultravioleta, y esas atraviesan las nubes sin ningún problema. Aunque no veas el Sol, sus efectos en la piel siguen actuando al 100%. Se debe usar protección solar siempre, y que sea del 50.

Por cierto, y también relacionado con el sol, NO ES SUFICIENTE CON PONERSE CREMA UNA SOLA VEZ EN UN DÍA LARGO DE SOL. Hay cremas resistentes al agua, pero, con todo y con eso, lo recomendable en el caso de los niños, ya que se exponen más a los rayos directos del sol y a que se bañan también más que un adulto cuando son autónomos en el agua, mejor cada hora o directamente cada baño prolongado. 

 

LOS RECIÉN NACIDOS NO PUEDEN IR A LA PLAYA: FALSO

Este es uno de los mitos más frecuentes en la época estival. Lo que sí que es verdad es que a los niños menores de 6 meses no les debe dar el sol de forma directa y prolongada, ya que su piel es muy sensible y se puede quemar con mucha mayor rapidez. Debemos de tener en cuenta que NO SE PUEDEN UTILIZAR PROTECTORES SOLARES POR DEBAJO DE LOS 6 MESES.

Por otra parte, las horas centrales del día es mejor evitarlas por el exceso de calor existente. 

Sí se puede ir a la playa en las primeras o en las últimas horas del día. Podríamos ir perfectamente si dejamos a nuestro bebé a la sombra, además de ponerle gorrito y ropa de manga larga, pero fresquita.

 

LOS BEBES NO SE PUEDEN BAÑAR EN PISCINAS CON CLORO: FALSO

Este es otro de los mitos clásicos del verano. El bebé se mueve mejor en un medio acuático que en uno terrestre y las razones están en los reflejos que posee. Estuvo nueve meses en el líquido amniótico y, en realidad, viene preparado para nadar

Los productos utilizados en el mantenimiento de las piscinas no son tóxicos para los niños. Es cierto que tanto el cloro como la sal pueden llegar a irritar la piel de los bebés, pero esto se soluciona muy fácilmente si los baños en las piscinas son cortos y después les aclaramos la piel con agua dulce.

La importancia viene determinada por el contenido de cloro en la piscina. Cantidades superiores a 150 MG por metro cúbico pueden producir irritaciones y síntomas como: conjuntivitis, otitis, diarreas, problemas cutáneos, etc. 

La temperatura es un elemento que debes atender al llevar al bebé a la piscina, ya que tiene la piel muy sensible y cualquiera de los dos extremos resultaría inconveniente. En el caso de los prematuros, a algunos les cuesta aún regularla. Considerando la corta edad en que puede entrar el bebé a la piscina, la temperatura no debería ser inferior a 30 °C.

Las piscinas de aguas saladas son una opción para los bebés porque la concentración química es menor. Pero no están exentas de productos que puedan causar alergias o irritaciones respiratorias.

Una vez terminado el baño es importante aclarar la piel con agua dulce. 

La edad recomendable para dejar entrar al bebé a una piscina va de la mano con el ciclo de vacunación. A esta edad ya tiene una protección y el desarrollo motor se potenciará en el agua, pues los reflejos natatorios aún no han desaparecido.